Esto de las redes sociales es una cosa cabrona. Ya todos debemos saber que si publicas algo y un amigo lo comparte, entonces los amigos de tu amigo pueden ver lo que escribiste y si un amigo de tu amigo lo comparte los amigos del amigo de tu amigo lo pueden ver y en fin nadie sabe hasta donde puede llegar una publicación.
Después de mi última publicación muchas personas tuvieron la oportunidad de ver, leer y comentar la misma. Por curiosidad y por el instinto normal de estos tiempos de las redes sociales mi novia tuvo la oportunidad de ver varios de los perfiles de las personas que compartieron o comentaron la publicación. Obviamente la mayoría de las personas tienen sus perfiles privados pero hay cosas que quedan públicas dependiendo los ajustes de seguridad de cada persona y entre lo poco que pudo ver, encontró una foto muy peculiar.
La foto tenia fecha de julio del año pasado y mostraba la triste imagen de un miserable cartero caminando una calle inundada, con el agua llegándole casi a las rodillas, con el bulto lleno, cargando cartas en su mano y con su uniforme totalmente mojado. Al ver la foto, su reacción fue de compasión, pena y hasta admiración, pero eso cambió en un instante y soltó una risa a carcajadas. No podía parar de reír, era de esas carcajadas en las que piensas que no puedes respirar y en cada suspiro de esa carcajada solo se escucha; Ay, vete pa'l carajo. Ay, vete pa'l carajo. Después de reponerse me dijo; el cartero de la foto eres Tú.
Efectivamente, el miserable cartero de la foto era yo. Caminando con el agua casi hasta el cuello, (de mis rodillas al cuello no hay mucha diferencia) haciendo un esfuerzo casi sobrehumano para entregar las cartas y lo único que me viene a la mente es. ¿Quien puñeta tiro la foto?
Conociendo el lugar me atrevería apostar que fue un Cabrón sentado en una esquina con una cerveza en una mano y rascándose las bolas con la otra. Vio al pobre cartero en esa situación y pensó, coño una foto pa'l "feisbu". Se sacrificó y puso su cerveza en el piso, sacó el celular de esos que envía Obama, puso la camarita y sacó la foto. Luego salió corriendo al Burger King mas cercano, se conecto al Wi-Fi, subió la foto al facebook y esperó a ver cuantos likes recibía mientras se comía un whooper. Pero eso es solamente mi teoría, quien sabe.
En realidad no me molesta que hayan tomado la foto y que ande rondando el internet, todo lo contrario. Mucha gente da por sentado que al llegar a su casa encontrarán su correspondencia en el buzón, pero no piensan en las circunstancias que pueden hacer que algo que parece tan sencillo se pueda convertir en todo un desafío.
Como me decía un viejito todos los días; no importa si llueve, truena o relampaguee al cartero nada lo detiene. Al principio pensaba que el viejito estaba loco, luego me di cuenta que tenía toda la razón. Con la responsabilidad de un deber por cumplir y con el orgullo que se siente el ofrecer un servicio tan importante para el país es necesario que todos tengan algo claro. No importa el calor, ni la lluvia, ni las inundaciones, ni siquiera los cabrones que nos sacan fotos... Nada nos detiene.
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