En estos tiempos de tecnología, internet, Amazon, ebay, tiendas por departamentos y otras miles de páginas que venden productos en linea es muy probable que usted en algún momento de su vida haya comprado cualquier porquería y lo haya recibido de manos del correo. Aún si usted no es muy diestro con estas cosas que nos provee el internet es muy probable que también haya recibido algún paquete de parte de un familiar, amigo o lo que sea. En fin de cuentas la gran mayoría de ustedes han recibido paquetes entregados por su cartero.
Lo que usted no sabe es que detrás de esa entrega existe un extenso y complejo proceso que incluye fórmulas matemáticas, códigos secretos y análisis profesionales que permiten que la entrega se realice de la forma mas rápida y efectiva.
De todo ese proceso por el que pasa un paquete antes de ser entregado la única parte que me corresponde a mi es entregarlo. Muchos pensaran que es la parte mas fácil pero definitivamente se equivocan y le voy a explicar por que.
Llegue ese día en la mañana y aparte de hacer mi ruta con todo el trabajo que eso comprende tendría que entregar 40 paquetes adicionales de otra ruta. Según los cálculos matemáticos y las complejas fórmulas utilizadas por el Servicio Postal se establece que el cartero tiene 3 minutos por cada paquete que tenga que entregar. En otras palabras tenía 2 horas para entregar los 40 paquetes.
Al principio me pareció tiempo suficiente para entregarlos pero no sabía lo que me esperaba. Los paquetes estaban en una esquina, tuve que llevarlos a la plataforma para poder montarlos en la guagua. Antes de acomodarlos anoté las direcciones de cada paquete en un papel para que no se me quedara ninguno y saber mas o menos el orden en que los entregaría. Ese proceso me tomo unos 15 minutos.
Era sábado por la mañana y me tardé 5 minutos en llegar a mi primera entrega, me bajé de la guagua y para no hacer mucho ruido a esa hora simplemente dije;
-¡Buenos días!
Me di cuenta que había gente dentro de la casa pero nadie pareció escucharme. Así que levante un poco mas la voz y volví a gritar.
-¡BUENOS DÍAS!
Esta vez vi a las personas dentro de la casa como queriendo esconderse, pasando por debajo de las ventanas y alejándose de la puerta de entrada de la casa. Dentro de mi pensé; ¿Que carajo es lo que pasa aquí? ¡Estos cabrones están sordos, puñeta!
Miré alrededor de la calle y a lo lejos se veía un ejercito de Atalayas, Testigos de Jehová o como se llamen que estaban allí con sus sombrillas llevando el "mensaje de Dios" casa por casa. Lo próximo que grité fue;
- ¡BUENOS DÍAS, DIOS LE BENDICE!
Todos los que estaban adentro huyeron arrastrándose por todo el pasillo de la casa como si fuera el diablo el que estaba afuera.
Llevaba más de 5 minutos allí parado frente a la casa y todavía me quedaban 40 paquetes por entregar. Así que volví a gritar.
- ¡Buen día, Correo!
Por fin salió una señora de unos 70 años y cuando me vio rápido dijo.
- Mira, un cartero joven. Aquí todos los que vienen son un chorro de viejos.
- Ah si, ahora hay un grupito de carteros jovenes, a ver si esa gente se retira ya.
- Ay si, que se vayan esos aborrecios ya.
- Mire señora, tengo un paquete aquí a nombre de Carmen.
- Su servidora. Ese paquete me lo envía mi nieta que está por Boston. Se fue a estudiar pa' llá y se caso con un gringo. Hace 3 años yo fuí a visitarla y hacía un frio pelú. No vuelvo ni a recoger billetes de 100. Eso son unas galletitas de vainilla que venden allá. ¡Son bien buenas!
- ¡Pues aquí está!
- ¡Dejame ir a buscar las llaves del porton rapidito!
Usualmente soy una persona muy paciente pero en ese momento ya me estaba desesperando. Tenía muchos deseos de tirar la caja por encima del portón y que se jodieran las galletas con to'.
Despues de esperar unos minutos la señora llegó con las llaves y despues de intentar abrir el candado con todas las llaves que tenía el llavero por fin abrió el portón. Le dí el paquete y salí casí corriendo. Cuando ya me iba a montar a la guagua escucho a la señora gritandome.
- ¡Carterooo! Espera en lo que abro la caja para darte unas galletitas.
Yo le dí las gracias pero le dije que no podía comer nada tan temprano por que me caía mal. Aunque por dentro pensé decirle que se metiera las galletas por el culo. Me monté en la guagua y me fuí.
Llevaba 40 minutos y solamente había entregado un paquete. Cada entrega fue una misión, cada persona una historia diferente y definitivamente el que sacó cuenta y dijo que cada paquete debe ser entregado en 3 minutos nunca entregó paquetes en Puerto Rico.
Así que si ve a un cartero con prisa repartiendo paquetes no lo interrumpa para preguntarle si ya llegó el cheque de Obama o el cheque de hacienda o para decirle que no le lleve deudas o para darle quejas de esto o de lo otro. Por favor no joda y deje trabajar al cartero en paz...
Israel te quedó buenísimo!!!!!
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