Llegué al correo para mi segundo día de trabajo sin saber que en este día me sería contestada una de las mayores interrogantes de mi vida. Desde pequeño hasta ese momento siempre me había preguntado ¿Cual era mi propósito en este mundo? ¿Que sería de mi? ¿En que podía trabajar? ¿Para que había llegado yo a este mundo? ¿Para que había nacido?
Un hombre, joven como yo que nunca había prendido un "trimmer", nunca había cortado grama, no se absolutamente nada de carros, no se ni como se le chequea el aceite, no se nada de construcción, plomería, jardinería, mecánica. Cualquiera dudaría de mi masculinidad. Al parecer, y sin querer soy todo un princeso.
Además, a pesar de que muchas personas me consideran una persona muy inteligente, quizás más que la mayoría de las personas, mi mayor estancia en la universidad fue de un año y medio y después de poco mas de diez años de haberme graduado de la escuela superior apenas supero los 100 créditos. No por bruto, sino por vago, por que me aburría o por que simplemente nunca le preste la atención que debía.
Por estas y muchas razones más es que yo me preguntaba cada día ¿Que sería de mi?
Llegué al correo para mi segundo día de trabajo, me dieron todas las cosas de la ruta y salí a la calle. Guiando la guaguita del correo por las calles de Bayamón. Llegué al lugar donde iba a empezar y recordando muy bien lo que había hecho el día anterior termine la ruta sin mayores complicaciones. Se supone que llegara al correo un poco antes de las 4 de la tarde, pero por ser mi primera vez no importaba si llegaba mas tarde.
Llegué a las 3:30 y cuando salgo de la guagua mi jefa me dice; ¿Ya terminaste? Le respondí que sí, y ella me dice. ¿Y entregaste todo? En esos momentos dude y me dije a mi mismo. Puñeta, no puede ser que haya dejado la mitad de las cartas en la guagua sin entregar. Abrí la puerta, vi que todo estaba vacío y le digo a la jefa. ¡Sí, lo entregue todo! Entonces mi jefa con una sonrisa me dijo. ¡Al parecer tu naciste para ser cartero!
No se si ella le decía lo mismo a todos, pero por lo menos yo me lo creí. Yo nací para ser cartero...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario