Realmente no tenía duda de que había nacido para ser cartero. Todos los días me enviaban a una ruta diferente dandome una pequeña explicación, un mapa y que llegara como pudiera. Nunca me perdí, y si pensaba que iba tarde caminaba como los locos. Me aprendí la mayoría de las rutas y obviamente pasé mi probatoria. Según mi jefa ella nunca había hecho una evaluación tan buena como la que me hizo a mí a ningún otro cartero. Pero luego de mis primeros tres meses fue que vino lo bueno.
Trabajaba en un correo pequeño, con pocas rutas y no estaba trabajando muchas horas. Mientras que en otros correos del área de San Juan necesitaban carteros y ya se había corrido la voz de que yo era un buen cartero, que aprendía rápido, que nunca me perdía etc... Así que me empezaron a enviar a diferentes correos.
Mi primera experiencia fuera de mi correo fue en el correo principal de Bayamón. Llegué desorientado, como siempre pasa al llegar a un sitio nuevo. La supervisora me llevó donde el cartero que me iba a explicar la ruta y la única explicación que recibí fue "sigue las cartas". Despues me daría cuenta que esas palábras se usan cuando el cartero no sabe explicar. De todas maneras la ruta que me habían dado era fácil así que no tenía nada que preocuparme.
Todo buen cartero regresa al correo con la menor cantidad de cartas posible, ya sea porque estuvieran fuera de orden, porque no pertenecen a la ruta o por cualquier otra razón. En mi caso trato de como se supone entregar todo a menos que tenga una buena justificación. Pues ese día iba caminando en algún lugar de Bayamón, no había tenido ningún inconveniente y sabía que llegaría temprano; hasta que pasó algo que jamás habría pensado.
Me voy acercando a la marquesina de una casa cuando de repente veo un PATO frente al buzón... Un Pato parado justamente frente al buzón de la casa. No piensen que soy homofóbico o que estoy hablando de un homosexual o algo así, eso jamas lo haría. Era un Pato, un patito cuac cuac... Para joder tenía 4 cartas y tres revistas para esa casa. Hubiese preferido mil veces que lo que estuviera frente al buzón hubiera sido un Pitbull o un león, pero un pato nooo. Si me acercaba al buzón el pato sabía que el pato iba a querrer picarme, y obviamente yo iba a salir corriendo; que si me alcanzaba me iba a picar el culo. Si, un pato me iba a picar el culo. Una mordida de perro se puede justificar, pero ¿Que carajo iba a decir yo cuando llegara al correo? Estas cartas no las pude entregar por que había un pato en el buzón y tenía miedo que me picara el culo. Imaginense si hubiese intentado entregar las cartas y me picara el pato. Yo llamando al correo pidiendo ayuda por que un pato me había picado el culo.
Fueron momentos de tensión y como el pato no se movía decidí seguir con la ruta. Si me preguntaban en el correo por esas cartas iba a decir que había un tigre frente al buzón y que no las pude entregar.
Cuando terminé la ruta sabía que todavía tenía tiempo y fuí en la guagua hasta la casa donde estaba el pato. Me metí en el estacionamiento de la casa justo donde aún estaba el pato, frente al buzón. Parece que el cabrón pato también era sordo porque deje la bocina de la guagua "pegá" y el pato no daba ni un paso. Al final, cogí las cartas, las revistas, las amarre con una gomita y las tire frente a la marquesina. Me fuí y prometí nunca jamás contarle a nadie mi odisea con el pato...