Trabajar en la calle, todos los días en este país puede ser toda una aventura. Tantas personas y personajes que inundan las calles y plazas; mas aún cuando hablamos de las calles y plazas de la colorida comunidad de Santurce.
Los primeros meses pasaba casi desapercibido, nunca paraba a hablar con nadie, no por que no quisiera, sino por que realmente no tenía tiempo para nada. Además nadie me conocía y no tenían la confianza de hablarme.
De todas maneras en ese tiempo tuve la oportunidad de entender como se sienten las personas que mientras van caminando por la calle reciben piropos. Yo pensaba que la mayoría de los casos eran de hombres que le lanzaban piropos a las mujeres, pero me equivocaba. Fuí victima de varios piropos que mas que incomodarme como suele pasar, simplemente me causaron risa.
En una ocasión iba caminando cerca de una de una pequeña plaza cuando a lo lejos escucho una voz que me llamaba. Me acerque al lugar y era una deambulante de unos treinta y pico de años visiblemente afectaba por los efectos de la droga. Me miró de arriba a abajo tambaleándose por los efectos del perico y el crack y con dificultad me dijo.
- A mi no me importas que seas gay, yo voy a to'as contigo.
Yo haciéndome el que no escuché bien le dije.
- ¿Como es?
Y ella me dijo.
- Cartero, a mi no me importa que tu seas gay, tu estas bien bueno papi. Voy a to'as contigo.
En la plaza habían varios testigos observando lo que estaba pasando y como me tomó por sorpresa no sabía que decir. Así que di media vuelta y empecé a caminar no sin antes decirle que tenía toda la razón, que era maricón y que con sus palabras se me había mojado el culo. Mientras me iba alejando pensé: ¡Puñeta! ¿Tan pato me veo caminando por aquí? Seguramente me vió así por el arrebato cabrón que tenía.
En otra ocasión mientras caminaba por una acera le pasé por el lado a una joven que al parecer iba acompañada por su madre. Empujando un coche de bebe y seguida de cerca por tres menores, asumo yo que eran sus hijos. Después de pasarle por el lado con el paso rápido con el que siempre camino escuché a la joven comentar.
-Diablo, mira pa'lla el carterito. ¡Esas piernas que lindas se ven! ¡Si se las cojo!
Al principio no entendí que quería decir. ¿Que va a hacer con mis piernas si me las coge? Me sonaba ilógico. Pero después pensé, coño, con cuatro hijos ella ya debe estar pensando en meterse piernas y brazos por el toto por que otra cosa no le haría ni cosquillas.
Aparte de esos dos casos siempre escucho personas que hablan, dicen sus comentarios y tienen cada ocurrencia pero lo único que logran es matarme de la risa.
Eso sí, después de eso trato de caminar lo más "masculinamente" posible para que no me confundan y uso medias hasta la rodilla para que no fantaseen sexualmente con mis piernas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario